ORT fue clave en mi formación académica y también en el aspecto social.

Desde el punto de vista académico, aprendí sobre muchas áreas que me formaron lo suficiente como para entender de qué se trataba esa industria (construcción, electrónica, física, medios) y también me ayudaron a comprender qué era lo que me podría llegar a gustar post-secundario.

Elegí la especialización de Computación y me sirvió mucho para entender lo que es programar y plantear un desarrollo de un sistema, pero también para darme cuenta de que, a pesar que me encanta la tecnología, no quería ser programador. Todos mis trabajos, desde hace casi 30 años, tuvieron un componente de sistemas informáticos.

Hoy soy cofundador de una empresa de software y contenidos para escuelas, que emplea a 200 personas. Estamos basados en EEUU y trabajamos con instituciones de todo el mundo. La plataforma es utilizada por aproximadamente 10 millones de estudiantes por mes.

Desde el punto de vista social, en ORT he formado amistades que hoy siguen siendo del núcleo más íntimo de amigos que me acompañan en la vida. Además, en la ORT conocí a mi esposa actual, con la cual llevamos más de 25 años juntos y formamos una hermosa familia con Tommy de 12 años y Naomi de 8.